miércoles, 11 de junio de 2014

LA TORTUGA MORDEDORA

La tortuga mordedora común o tortuga lagarto es una tortuga de temperamento agresivo; sus intentos de morder son bastante rápidos y sus mandíbulas capaces de arrancar tejido carnoso. 
Algunas tortugas se vuelven mansas y tímidas en cautiverio, pero otras pueden seguir siendo salvajes y demasiado nerviosas, por lo cual respeto, atención y precaución siempre serán necesarios cuando se traten tortugas de dimensiones considerables.
 Su crecimiento es bastante rápido y en muchos casos al cabo de seis meses consiguen duplicar su tamaño y su peso.
Al manejar una tortuga mordedora nunca se le debe tomar por la cola (como algunos sugieren en ciertas ocasiones), pues se les puede causar un grave daño en las vértebras. La manera más fácil de hacerlo es sosteniéndolas fuertemente del caparazón, por la parte trasera, de manera que las patas traseras queden bien sujetas y no anden sueltas para evitar dañar a su dueño.

En su ambiente natural las tortugas mordedoras prefieren aguas con fondo blando, lodoso y abundante vegetación acuática, con algunos troncos sumergidos.
La tortuga mordedora es de fácil cuidado en cautiverio. Necesitan un área para secarse y recibir algo de luz, aunque raramente se les llegue a ver fuera del agua, pues son tortugas netamente acuáticas. 

La dieta de una tortuga mordedora debe ser variada y similar a lo que recibe en su estado salvaje: peces 40% de su alimentación, insectos, cangrejos, camarones, lombrices de tierra, caracoles,  ranas, sapos, serpientes, aves y pequeños mamíferos. También podemos suministrarles piezas de fruta para completar su dieta rica en vitaminas.
No se deben mezclar estas tortugas con otras de su misma especie ni de otra, pues son muy territoriales y el desenlace sería fatídico.




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